El expresidente de Brasil Luis Inácio Lula Da Silva irá a prisión en los próximos días en una condena de más de 12 años de cárcel por corrupción, a seis meses de las elecciones que lo tienen como favorito. Así quedó establecido en la madrugada de este jueves, luego que el Supremo Tribunal Federal (STF), la corte suprema brasileña, rechazara por 6 votos a 5 un pedido de habeas corpus presentado por la defensa de Lula.
De esa manera, cae una cautelar que impedía la prisión del expresidente, y siguen corriendo los plazos legales para que se haga efectivo el fallo de segunda instancia, que condenó a Lula a ir a la cárcel. Además, su prisión significa su inhabilitación para participar de las elecciones presidenciales de fin de año.
Según juristas, Lula podría ser arrestado la semana próxima, cuando el tribunal de segunda instancia que lo condenó en enero analice las últimas objeciones de su defensa.
La votación
Sobre las 19:30 de este miércoles la jueza Rosa Weber votó negativamente el Habeas Corpus presentado por Luiz Inácio Lula da Silva ante el Supremo Tribunal de Justicia (STJ) de Brasil, inclinando así la balanza contra los intereses del expresidente brasilero.
Todo lo que vendría después ya era previsible.
El voto de Weber era una de las incógnitas de la sesión, dado que se esperaba que los otros diez jueces se repartieran cinco para cada lado, por lo que, de no haber sorpresas, la sesión terminará con seis votos contra cinco. Pero nunca se sabe.
Luego de su voto, el análisis de los ministros continuó hasta llegar al resultado de 5 votos a favor de la defensa de Lula y 5 en contra.
Ese era el momento para que votara la presidenta del tribunal, Carmen Lucía, quien desempataría.
Y también, tal como estaba previsto, su voto fue para rechazar el pedido de habeas corpus.
¿Qué queda ahora para que se concrete la prisión?
Con esta resolución del tribunal, de hacer caer la cautelar, el juez Sergio Moro puede pedir en cualquier momento la prisión.
Lula tiene un último recurso antes de ingresar a la prisión. Lo puede pedir ante el tribunal que lo juzgó en segunda instancia. Pero ese tribunal, puede incluso no estudiar el caso. Si eso sucede, allí Lula irá a prisión.
El día
Casi como en un partido de fútbol, o de básquetbol, Brasil sigue expectante la votación de la Corte Suprema de Brasil, acerca de si Lula puede ser detenido para cumplir una condena de más de 12 años de cárcel por corrupción, a seis meses de las elecciones que lo tienen como favorito.
La defensa de Lula pretendía que el STF le permita apelar en libertad hasta agotar las cuatro instancias del sistema jurídico, mientras que la jurisprudencia vigente autoriza que sea detenido tras la condena en segunda instancia que recibió en enero.
La presidenta del tribunal, Cármen Lúcia, llamó a respetar la decisión de la Corte, que delibera bajo un esquema de seguridad reforzado y sometido a fuertes presiones de partidarios y rivales del carismático líder de la izquierda, y con el clima enrarecido por las declaraciones del comandante en jefe del Ejército a favor de la prisión para Lula, que fue interpretado por varios actores políticos como una amenaza de quiebre institucional. Edson Fachin, relator de la Operación Lava Jato que dejó al descubierto una red de corrupción entre empresarios y políticos, rechazó el recurso al señalar que Brasil ya había sido apercibido en tribunales internacionales por la extensión de sus procesos, que en muchos casos desemboca en una mera prescripción.
Pero su colega Gilmar Mendes emparejó la votación, argumentando que la posibilidad de detener a un acusado tras la segunda instancia dejó de ser una opción para convertirse en un “principio inflexible” de dictar “prisiones automáticas”.
Y propuso una solución intermedia: que la condena sea ejecutada solo después del tercer grado (STJ), lo cual permitiría a Lula seguir libre al menos varios meses, hasta que esa corte emita su sentencia.
Luego, los votos se fueron repartiendo en torno al expresidente Lula de 72 años, quien fue condenado por recibir un apartamento de lujo de una constructora involucrada en el escándalo de sobornos de Petrobras; pero presentó el habeas corpus ante el STF para evitar su encarcelamiento.
La presión del comandante
Las palabras del comandante del Ejército, el general Eduardo Villas Boas, prendieron varias alarmas en Brasil. En medio de un clima político tenso por la suerte judicial de Lula, el jerarca militar salió a defender la posibilidad de que el expresidente vaya a prisión, lo que fue interpretado desde varios sectores como una afrenta constitucional.
A través de su cuenta de Twitter, Villas Boas aseguró el martes “compartir el ansia de todos los ciudadanos de bien, de repudio a la impunidad y de respeto de la Constitución, la paz social y la democracia”.
La declaración del oficial, respaldada rápidamente por varios de sus subordinados, fue interpretada por algunos congresistas como una indebida presión sobre los miembros de la Corte Suprema
La crítica más contundente a la aparente amenaza del general partió del exprocurador general de la República, Rodrigo Janot, para quien la declaración no fue
“buena”.
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