Justicia estableció que debe pagar US$ 8.000 por "daño"
El Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 2º turno confirmó la sentencia en primera instancia que condenó a la propietaria de una vivienda de Maldonado a pagar 8 mil dólares a sus vecinos por el daño causado a éstos por mantener en su predio a 15 perros y 40 gatos.
El Tribunal elevó al doble la suma establecida en primera instancia por la jueza letrada de 6º turno de Maldonado, María Constanza Farfalla, quien condenó a la mujer a pagar 4 mil dólares a los demandantes.
La casa que alberga a los más de 50 animales queda en la calle De la Virgen, a escasa distancia del Centro Regional de Profesores del Este y de la Azotea de Haedo de Maldonado.
"Más allá del fallo, la situación se mantiene incambiada. Siguen los gatos y los perros en un barrio residencial donde, a muy corta distancia, hay un centro educativo", dijo a El País el abogado querellante, Martín Falcioni. El letrado aseguró que existe un trámite que lleva años en la Intendencia, y que hay reclamos ante los organismos estatales con jurisdicción en el tema como la Cotryba. "No pasa nada", enfatizó.
La demanda fue presentada en 2014 de forma paralela a otras denuncias presentadas por vecinos ante la Intendencia de Maldonado. En la administración municipal existe un trámite que culminó con la aplicación de una multa, en el año 2012, de 40 unidades reajustables (más de $ 40.000 de ahora).
La jueza Farfalla condenó en primera instancia a la propietaria de la vivienda, cuyo predio tiene una superficie de 753 metros cuadrados, al pago de los 4 mil dólares por concepto de daño moral. El fallo fue apelado tanto por la parte actora como por la parte demandada.
Antecedentes.
El problema comenzó a fines de 2011 o a comienzos de 2012, en tanto la denuncia ante la Intendencia de Maldonado fue radicada el 21 de marzo de 2012. Ante este reclamo, inspectores municipales se constituyeron en el lugar. Nadie franqueó el paso a los funcionarios. Sí se le advirtió a la propietaria que debería regularizar la situación. El 24 de agosto siguiente, por otra denuncia en la IMM, los inspectores constataron que existía un mal olor en la casa de la denunciante, pero no en la de la denunciada. En esa ocasión, no se pudo precisar dónde se originaba el mal olor. En otra inspección, también frustrada, un inspector dijo: "Se siente olor fuerte de la perrera, afuera".
Los inspectores finalmente pudieron ingresar a la casa el 15 de agosto del año siguiente. La situación fue calificada de "incambiada". El 20 de febrero de 2014, tres veterinarios de la IMM ingresaron a la finca de la demandante y comprobaron la existencia del "aroma amoniacal". "Procuran ir a la casa de la demandada pero no se pudo acceder. Si bien no se explica por qué, parece obvio que no se les permitió el acceso, tal como había ocurrido en oportunidades anteriores. Los médicos aludidos mencionan que el principal problema son los gatos y el limitado espacio en el que se encuentran según lo que extraen del expediente administrativo, ya que nunca pudieron entrar a la vivienda. Se consideró que la acumulación de gatos en un espacio reducido, además de perjudicar su calidad de vida, permite la concentración de heces y orines que generan el mal olor.
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